EL PODER DE LOS SÍMBOLOS

Escudos, himnos, ritos, banderas. Todas las sociedades tienen símbolos que las identifican y a través de los cuales se identifican. Barras y estrellas, la bandera pirata, La Internacional, los escudos de los equipos de fútbol o de los colegios profesionales, La Marsellesa, la serpiente Viracocha el sol naciente, las plumas de Manitú, el crucifijo, el mandil de los masones, el puño y la rosa del PSOE, la media luna, el labaru. Hasta las corporaciones, empresas o asociaciones tiene sus propios símbolos, que llaman logotipos. En todo tiempo y lugar siempre hubo símbolos, símbolos de pertenencia y de referencia. Y para finalizar este introito, un ejemplo de conflicto entre símbolos: cuando una sociedad se siente agredida por otra, y no puede responder de forma equivalente, queman su bandera en público.
El nacionalismo, entre otras singularidades, se caracteriza por el uso y el abuso de los símbolos. A tanto llega el abuso que los toman por suyos, en exclusividad. Cuesta evocar la imagen de Patxi López envuelto en ikuriñas ondeadas por socialistas, cantando el eusko gudariak, usando el labaru como alfiler de corbata, escuchando a los txistularis (tamborileros) y a ese piano de tablones que dicen txapalarta o atendiendo ceremonioso a los brincos (ezpatadatza) de un bailarín (dantzari) vestido de blanco que levanta la pierna como un karateca. Cuesta imaginarlo, pero no debería costar tanto comprender que es necesario arrebatar a los nacionalistas la exclusividad de los símbolos, para hacer un uso comedido de los mismos. En este sentido, Cataluña va muy por delante y los socialistas del PSC, utilizan sus símbolos con naturalidad, desde la señera y el palco del Barça a la lengua, pasando por la Diada. En Cataluña, pues, los símbolos no son sólo de los nacionalistas.
Ibarra, además de romper cristales, se apropió o inventó símbolos de identificación, los hizo nuestros, de todos, Se apropió de la bandera, que ya se enarbolaba cuando él todavía no era consejero de sanidad de la Junta Preautonómica. También se apropió del Día de Extremadura, reconduciéndolo, transformándolo. Aquellos espontáneos que empezamos en la campa de Villarreal de San Carlos (Monfragüe), en un intento de conocernos y reconocernos, recordamos cómo tomaron el sitio, cómo lo trasladaron a Trujillo con autobuses gratis para todos y cómo acabó en Mérida, tal como ahora lo apreciamos. En el haber de Ibarra está un himno incuestionado, un escudo tolerado y unas medallas de Extremadura admiradas, También el respeto medido a la Virgen de Guadalupe. O a Yuste, con su Academia Europea, que no es moco de pavo. Los socialistas siempre hemos tenido un poso de reticencia hacia determinados símbolos, como si no tuviésemos los nuestros propios. Y es aquí donde hay que quitarse el sombrero ante Ibarra, ante su apropiación, invención y normalización de los símbolos extremeños, ante el matiz regionalista que le imprimió al PSOE extremeño, Los regionalistas extremeños son una caricatura de partido porque el discurso de Ibarra ocupó buena parte de su espacio político, sin perder sus otras referencia: el PSOE y España.
Patxi López tiene mucho que aprender de catalanes y extremeños en lo que a símbolos se refiere. Y lo tiene difícil, porque Euskadi es una amalgama de símbolos inventados sin apoyatura histórica, por eso están tan presentes, por eso se abusa de ellos, porque su escenografía oculta la inexistencia de raíces e independencias. En la normalización de Euskadi hay prioridades sangrantes, pero con los símbolos bien administrados se abordan mejor.
Salvo percance inesperado, en breve tendremos a Patxi López como nuevo inquilino de la Lendakaritxa. Y si el President Montilla va al palco del Barça, el Lehendakari debe ir al palco del Atlético de Bilbao, de la Real Sociedad o del TAU Vitoria, que juega en el “Buesa Arena”, por Fernando Buesa, compañero, asesinado por ETA. Los símbolos, o sea.
Dedicado a la memoria de mi bisabuela, María Gostogaray; también a la memoria de Mario Onaindía, que vino a Extremadura para devolverme una entrañable visita.

GOSTOGARAI