El Partido, en "La Piel y los Huesos" de Georges Hyvernaud.

"Uno comprende cuando todo se ha acabado. Cuando es demasiado tarde, cuando no hay nada que hacer, cuando nada sirve para nadie.

Tiene quince años. Tiene veinte años. Está solo. Y no es fácil cargar con la soledad. Para los imbéciles, están los cafés. Hay iglesias para los creyentes. Pero ya casi no hay creyentes. Y no siempre resulta agradable verlos. Tan vacíos en general como sus iglesias, esas iglesias tristes ... Por eso, para quienes no están interesados ni en el tute ni en la misa, están los partidos.

Un partido es, en primer lugar, un poco de calor humano. La felicidad de los hombres reunidos. Camaradas. La camaradería es tan fuerte como la amistad. Y es más viril, más sobria. La amistad sólo se enfoca hacia una persona. La camaradería va enfocada a una causa, una obra, una exigencia apasionada. Nos vincula a otros seres no por lo que son, sino por lo que hacen.

Se construye algo en grupo, un puente o un camino o un mundo. No se trata de saber si nos gustan o no. Basta con saber que un cierto porvenir los necesita y lo necesita a uno, y que se ha escogido convertir en realidad una misma esperanza, un mismo deseo, ellos y yo, los camaradas y yo. Son veinte tipos en el salón interior de un bar. El decorado es más bien mísero.

Y la conversación no es siempre de lo más excitante. Se habla de pasquines que hay que pegar, de octavillas que hay que distribuir. Y, a pesar de todo, hay allí más fervor auténtico que en todas sus iglesias. Uno se siente confiado allí, seguro. Un hombre solo no vale mucho, a pesar de toda su buena voluntad. La voz de un hombre que dice "yo" se pierde en seguida.

Pero cuando dice: el Partido, su voz suena fuerte. Yo no representa nada contra la hostilidad del mundo... pero el Partido es algo con peso, y que cuenta, y que rompe los cristales y todo lo demás. Uno escoge vincularse a esa fuerza. No por las ideas que uno tiene, sino para estar con esa fuerza. Escogemos la adhesión las ideas vienen luego. No es posible examinar todo y leer todo. No terminaríamos nunca. Hace falta dar un paso violento y total. Uno se sitúa allí con todo su peso porque es allí donde está su lugar..."
....