MAS DEMOCRACIA, MAS IGUALES

Cuando hablamos de Socialismo, Comunismo y Capitalismo, no estamos hablando de modelos políticos, sino más bien de modelos económicos.
Otra cosa, es que históricamente, cada uno de estos modelos económicos haya ido unido a un determinado sistema político.
En estos momentos, en los que la crisis económica mundial, ha puesto al descubierto las “vergüenzas” del sistema Capitalista, se alzan voces pidiendo un cambio de modelo, un giro de 360 grados.
Se abre una vez más un debate sobre cual debería ser el modelo político y económico del nuevo siglo que no hemos hecho más que empezar y ya apunta maneras.

A estas alturas, creo que todos estaremos de acuerdo, al menos, en lo siguiente:
Un modelo económico Socialista o Comunista, en su estado puro, solo puede intentarse desde un sistema político de corte dictatorial, ya que la redistribución igualitaria de la riqueza, dada la condición humana, solo tiene una escasa posibilidad de éxito, desde la imposición pura y dura.
Por el contrario, un modelo económico Capitalista, se basa en el libre mercado de bienes y servicios y esta singularidad, hace que sus posibilidades de éxito en un modelo político dictatorial, sean escasas o nulas.
En cuanto al sistema político, parece que la inmensa mayoría de los países, nos hemos decantado por la Democracia, en sus distintas versiones.

Llegados a este punto, es donde se impone la reflexión.
¿Qué es lo que no hemos hecho bien? ¿Qué es lo que hemos hecho mal?
¿Qué habría que cambiar? ¿Cuál debería ser el modelo Político-Económico del siglo XXI?

De las respuestas a estas preguntas y de la aplicación de las mismas, va a depender nuestro futuro, así es que, habrá que tratar de ser rigurosos en el análisis y la reflexión.

En mi opinión el modelo Político-Económico deseable en el contexto actual, es un modelo basado en la Democracia-Social.
Democracia como modelo político, mejorándola en todo aquello que suponga mayor participación ciudadana.
Y como modelo Económico, un nuevo modelo basado en la Economía Social de Mercado.
Este modelo económico debería asentarse, al menos, sobre los siguientes principios:
- Los Gobiernos democráticamente elegidos, se responsabilizaran y garantizaran una serie de servicios básicos y o esenciales a los ciudadanos, sanidad, educación, pensiones, infancia, igualdad..... (Garantizar el sistema de financiación), entiendo que la financiación, también seria un servicio esencial.
- Los Gobiernos deben regular y controlar el resto de actividades productivas, tanto de bienes, como de servicios (Definir normativa ad hoc)
- Y lo mas importante e innovador: Los Gobiernos han de implantar “LIMITES”, tanto máximos, como mínimos, en todas las actividades económicas, utilizando para ello las herramientas que en cada caso se consideren adecuadas (Fiscalidad, legislación, etc.), para que ninguna persona física, bajo ningún tipo de subterfugio legal, pueda superar un determinado nivel de vida, ni un determinado nivel de patrimonio personal, por la parte de arriba y para que toda persona física, tenga garantizado un mínimo nivel de vida digno, por abajo.

En resumen, una redistribución mas justa de la riqueza, que premie el trabajo, el riesgo, la productividad, la creatividad, la iniciativa y todos los valores que hacen que el mundo avance, pero de una forma mas justa, mas equilibrada y sobre todo, menos ostentosa que en la actualidad.

No se trata de imponer un sistema social linealmente igualitario, cosa que ya hemos podido comprobar que es totalmente utópico, sino de moderar, dentro de lo posible, las insultantes diferencias sociales que coexisten en el modelo actual.

Esto, evidentemente, también roza la utopía pero, en mi opinión, es lo mínimo que deberíamos aceptar como objetivo a conseguir en el medio plazo, si queremos establecer un modelo de convivencia sostenible a futuro.

JTD