EL DÍA DESPUÉS

No no voy a referirme al “día histórico para Euskadi”, ya lo hacen otros. Voy a retomar la hipótesis que avancé, hace meses, en este mismo foro: la izquierda azbertzale quería y quiere ver a PNV en la oposición y, más tibiamente, al PSE-PSOE en el Gobierno.
Argumentan los peneuvistas, cabreados hasta el ridículo, que se ha instrumentado a la Justicia para impedir que la mayoría abertzale esté presente en el parlamento de Vitoria. Lo que la Justicia hizo fue impedir el sufragio pasivo de aquellos partidos que se formaban para que el entorno de ETA tuviese una representación institucional. Lo que no hizo la Justicia fue prohibir el sufragio activo; o sea, que el electorado de la izquierda radical proetarra ha votado lo que ha entendido como mejor para sus propósitos estratégicos. Y han votado en blanco, demostrando la lealtad de su electorado, dejando al pairo al PNV, muy consciente de que su actitud electoral podía desalojar a Ibarretxe de la lehendakaritxa, en favor de Patxi López. La izquierda abertzale proetarra tenía previsto que el Estado de Derecho impediría, con todos los medios legales a su alcance, que se presentase a las elecciones, sin embargo, su protesta fue más formal que real: una huelga sin entusiasmo el 8 de febrero y algún caso aislado de kale borroka. Y qué decir del sospecho silencio que han mantenido estos últimos días. ¿Por qué no se han echado a la calle cuando el pacto PSE-PP abría el camino a Patxi López? Hasta Aralar ha sido receptivo a las proposiciones del PSE-PSOE y ha sido ostensible que su voto a Ibarretxe era más un compromiso ineludible que una coincidencia político-estratégica. Ahora, ahora viene la segunda parte. Con los proetarras sin representación institucional en Ajuria Enea, la oposición pasa a la calle. Y es allí donde los radicales centran toda su convicción, la convicción de que se harán con el protagonismo y con buena parte del electorado del PNV, desnortado en la oposición. El primer envite lo tendremos el próximo día 21, en la huelga convocada por el sindicato abertzale LAB. Puede que algunos peneuvistas acudan a las manifestaciones..., en segunda fila. La iniciativa por el protagonismo en la calle ya está tomada, a toro pasado del nombramiento de Patxi López.
Este proceder de los azbertzales, sólo puede interpretarse en clave de conveniencia política: El PSOE es el único partido que, gobernando en Madrid y en Euskadi, podría dar una salida pactada al laberinto vasco, porque el PP no quiere y el PNV no puede. Y no, no es una especulación fabulosa: el Gobierno de Zapatero, con la participación activa del PSE ya intentó un pacto digno, con abandono de la lucha armada, generosidad democrática y respeto a las víctimas.
Euskadi se mira su ombligo en exceso, y no repara que el contexto no está para bollos: el PSOE en minoría parlamentaria en Madrid, la crisis que no remite, la dependencia del apoyo del PP en Euskadi y la pérdida de la mayoría social, que se pondrá de manifiesto en las Europeas. Ahora veremos qué hombre de Estado es Patxi López.
A la memoria de: mis bisabuelos, Simón Duhart (Bayona) y María Gostogaray (Guipuzcoa), que emigraron a Extremadura, pasando por Castilla; de Jose Mari Bandrés y de Mario Onaindía; de Roberto Lertxundi, aquel médico amigo que reorientó al PCE vasco y de Ramón Rubial, primer lehendakari de la recién extrenada democracia.

GOSTOGARAI