EUTANASIA

Para comenzar me parece importante definir lo que entiende la SECPAL (Sociedad Española de Cuidados Paliativos) como eutanasia: como aquella acción encaminada a facilitar la muerte los enfermos incurables.

Os planteó un razonamiento que me hago para que me digáis si existe o no incongruencia en nuestro sistema sanitario y social: por ejemplo una mujer de 50 años que le detectan en una mamografía rutinaria un cáncer de mama maligno en el que de momento no existe metástasis pero que a lo largo de 6 meses pueden aparecer. La única opción terapéutica que puede ofrecer un ginecólogo ante una paciente de esta edad y con las características del tumor es la cirugía, pero si la paciente se niega a ella y no quiere firmar el consentimiento médico ningún especialista la tratará aunque eso suponga que la paciente pueda morir como consecuencia de la enfermedad. Es lo mismo con la eutanasia, de lo que se trata es de facilitar la muerte de una persona que ya no desea vivir, previa firma que permita a un profesional sanitario a realizarlo, de la misma manera que no podemos intervenir quirúrgicamente a una paciente que no quiera pasar por el quirófano

En un sistema aconfesional como es el nuestro no podemos oponernos a la eutanasia con un discurso que se apoya en la doctrina de la iglesia católica afirmando que “mientras haya vida hay esperanza “, pues bien esto mismo se lo pueden decir a los pacientes que padecen esclerosis múltiple que son testigos de la incapacidad que la enfermedad les está creando y de cómo van dependiendo cada vez más de otras personas para realizar cualquier tipo de actividad por simple que parezca.

Tampoco entiendo como a los profesionales sanitarios se les exige asertividad y empatía con sus pacientes cuando si nos encontramos con un paciente que no desea continuar con esta carrera que es la vida, no pueden ayudarlo. Me parece preciso recordar que si se legalizase la eutanasia en nuestro país, ésta no se practicaría de manera indiscriminada a todos los pacientes que estuviesen en una situación de enfermedad crónica terminal sino solo aquellos que lo deseasen, pues esto que parece tan obvio es también uno de los argumentos empleados por los opositores al derecho a una muerte digna.

Parece lógico entonces pensar que le derecho individual a decidir sobre nuestra propia vida, es un derecho del que los ciudadanos libre deberíamos disponer, es estúpido pensar que por tener una tradición católica, no podamos disponer de nuestra libertad. Es hora de ser valientes al respecto y dejar que cada uno actúe en consecuencia con sus pensamientos, así el mismo respeto tiene que recibir quien quiere alargar su vida hasta las últimas consecuencias, como quien no desea esto.

Algo que parece tan fácil de explicar, parece que es muy difícil de entender por ciertos sectores retrógrados de la sociedad, que aún intentan imponernos sus creencias y sus formas de actuar. Creerme como facultativa que soy, no veo mejor solución que esta para determinados enfermos terminales que agonizan de dolor.

Dafne