LA CUESTIÓN ORGÁNICA

José Bono, como candidato de los Felipistas a la Secretaría General del PSOE se las prometía muy felices. Matilde Fernández era la candidata de los Guerristas, que pretendían demostrar, con su derrota honrosa, que, para cualquier mayoría relativa habría que contar con ellos. También presentó candidatura Rosa Díez, sí, Rosa Díez. Un grupo de jóvenes diputados, encabezados por José Luis Rodríguez Zapatero, agrupados en la corriente Nueva Vía, también se postulaba como alternativa, más de futuro que de presente, pensaban los más. Pero ocurrió lo inesperado: en una noche de negociaciones secretas y frenéticas, los Guerristas y el PSC votaron a Zapatero, que ganó a Bono por un escaso margen de votos (el calculado en las negociaciones, que tampoco era cuestión de dejar en ridículo a la disciplinada Matilde Fernández). Ibarra estuvo allí, estuvo en la pomada, fue actor principal, por talante, por talento, por Guerrista y porque....la Federación Socialista Extremeña es de las más numerosas por su número de afiliados y, por consiguiente, en delegados.
Aquel patrimonio político ha sido generosamente compensado: miembro de la Ejecutiva Federal, propuesta para ser ministro, una ministra de su elección (María Antonia Trujillo) y una presidencia del Comité Federal como broche a su carrera política, por el momento. Pero Ibarra es una personalidad que se debe primero a su personaje, y ahí estuvo chocando en público con Zapatero por el desarrollo de la España de las Autonomías o en la propuesta de punto final para resolver el problema de ETA. Da fe de cuanto digo el capítulo primero de su libro “Rompiendo cristales”. O sea, que ese rechinar sin freno no fue suficiente para distanciarlos en lo afectivo pero sí alejó a Zapatero de Ibarra en lo político.
Guillermo Fernández Vara llegó sin hacer ruido. Cayó como una fruta madura. Una sorpresa sin sorpresa, porque la sorpresa fue la insospechada retirada de Ibarra. Así las cosas, cabía preguntarse qué haría Guillermo en la dirección del partido, sin una experiencia previa como la que tenía en asuntos de gobierno.
Los Congresos Federales de PSOE, sus Congresos en General, se revisten de una liturgia muy elaborada, donde nada se deja a la improvisación, que evoluciona con las tecnolgías pero se mantiene en la puesta en escena del poder: la ejecutiva en alto, el poder en el centro y las secretaría con nombre a cada uno de sus lados, separándose del eje central en orden decreciente a su importancia. Como todo lo escenificable está calculado, hay que detenerse a analizar la elección de Guillermo Fernádez Vara como presidente del Congreso Federal. Fue una bienvenida por todo lo alto, una demostración pública de la aceptación de su talante como estilo de los nuevos tiempos; ahora bien, ¿sabrá Guillermo administrar ese capital político (en clave interna)? Por el momento parece que el grueso de sus energías se centra en el ámbito institucional. Guillermo será firme en la defensa de los intereses de Extremadura en cuanto a Financiación Autonómica se refiere, pero jamás se le escuchará, a diferencia con Ibarra, una declaración altisonante. Zapatero agradece y agradecerá ese tono, ese talante, sobre todo ahora que el ruido y la furia hacen inaudible cualquier razón. Pero, volvamos al asunto principal: ¿Guillermo sabrá o no sabrá administrar su patrimonio político orgánico? De momento no, porque está más cerca de ser ministro que de ser un baluarte en los apoyos internos a Zapatero. Y con lo de ministro no valen escusas ni declaraciones enfáticas (yo nunca me iría...) porque no se han podido negar Bono, Montilla y Manuel Chaves, por citar a barones más poderosos. En paralelo, situado en lo orgánico, es difícil hacer valer el peso verdadero de la Federación Socialista Extremeña, sobre todo porque hay mando único y ni siquiera se atisban corrientes. Pero llegarán momentos electorales difíciles, llegará el desgaste, llegará el inevitable relevo. Y la cuestión estará en si Guillermo estará entre los artífices de la sucesión o sólo será un capitán de infantería, resignado a lo que decidan los generales. De momento no, de momento Guillermo no se ha hecho valer como responsable de una federación importante, dispuesta a actuar con lealtad ante un relevo sin traumas, decidido por Zapatero.
Y ojo con el debate interno de la Financiación Autonómica, que promete espadas desenvainadas, desgastes y heridas.

GOSTOGARAI